Tras casi un año de teletrabajo, algunas personas se niegan a invertir en una silla ergonómica de calidad. Se acostumbraron a la del comedor o a la del desayunador y, por lo tanto, al dolor lumbar y cervical.
Para mitigar las molestias, que afectan a un 24% de los trabajadores de la Unión Europea, según un estudio realizado por la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, la gente se levanta de la silla cada cierto tiempo y camina alrededor de la mesa.
Algunas personas también hacen rutinas de estiramiento o para fortalecer la espalda. Es el caso de Estefanía Venegas, ingeniera en Minas y Petróleo, de 30 años. El médico ocupacional Rodolfo Rodríguez dice que los ejercicios son importantes, sin embargo, añade que el mobiliario idóneo es vital para reducir el riesgo de lesiones musculoesqueléticas asociadas a problemas ergonómicos. Si los trabajadores invirtieran en una buena silla, también se librarían de dolores a nivel de las muñecas y antebrazos. La silla ergonómica recomendada es aquella que cuenta con apoyabrazos, regulador de altura y un soporte lumbar para descansar la espalda. Ese ‘cojín’ debe adaptarse a la curvatura natural de la columna vertebral. Un mobiliario con esas características alcanza los USD 150-200. Las sillas más económicas -desde los USD 60- carecen incluso de un asiento confortable. Este último elemento, según el ingeniero Fernando Mera, de Auron Oficinas, debería estar elaborado con poliuretano inyectado. “Son de larga duración y brindan máximo confort”, explica Mera
Vía El Comercio.