La actriz estadounidense Glenn Close ha recibido todo tipo de premios, pero se le resiste el Oscar, al que ha sido nominada en seis ocasiones, un asunto que lleva con humor y sobre el que dice que, de recibirlo alguna vez, espera que no tenga que recogerlo «en silla de ruedas».
Close se encuentra en San Sebastián para presentar La buena esposa, la película que clausura el festival de cine de esta ciudad del norte de España junto a su hija, Annie Starke, quien también participa en esta producción dirigida por el sueco Björn Runge.
«No le han dado el Oscar, todavía. Mucha gente dentro y fuera de la industria están seguros de que llegará el momento», apostilla Starke, que es Joan en el filme, el mismo personaje que su madre interpreta en la madurez.
Madre e hija trabajaron juntas para crear a sus personajes de «arriba a abajo».
Close apoyó a su hija para ser actriz, una decisión que Starke adoptó un año después de graduarse en Historia del Arte.
«Cuando era pequeña ya veía que podía ir por ahí», dijo Glenn Close antes de añadir que «es muy difícil y complicado ser hija de una actriz famosa».
«Creo que películas como ‘La buena esposa’ puede ayudar a abrir los ojos, que personajes como el de Joan, de esa edad, son interesantes», destacó la actriz de 70 años, que en 2011 ya fue reconocida con el Premio Donostia del Festival de San Sebastián.